Der Untergang
El mal es una figura que a lo largo de la historia siempre ha requerido de diferentes representaciones en pos de ilustrar la fibra del concepto, así vamos desde la Hidra, pasando por el profesor de Dagoberto Loyola hasta Bill Gates.
Pero ciertamente Hitler no es el Satán moderno que nos ofrece la imaginería tradicional porque, en honor al sentido común, Adolfo no echaba llamaradas por la boca ni apestaba a azufre. Asi que, con seguridad "La Caída" es una película más correcta de lo que nuestro atávico adiestramiento nos permite ver.
Hay una idea de fondo en la película que IMHO a pasado absolutamente desapercibida, la intención de sacarle el carácter intocable e inaccesible a un mal encarnado por un personaje desbocado en su ambición, pero satanizado hasta el paroxismo por la historia.
La propuesta de humanizar al tirano, en lugar de validar su actuar, demuestra lo factible de concebir tal tragedia en cuanto las condiciones sean propicias y barre con la idea del catastrófico fenómeno como producto de un icono insondable. El objetivo de mostrar a un Hitler en su correcto lugar y medida está en la película, no hay fanatismos, solo está la decadencia de un fanático poderoso con nula capacidad de medir las proporciones, salvo para con su círculo más cercano.
Hitler, sin expiarle de sus culpas, fue antes que un demonio, un personaje perceptiblemente enfermo.
Frente a este fenómeno, es peligroso manejar este catastrófico fenómeno como producto de un icono intocable
Todo mal es producto del señor con la cola de flecha parece ser la moraleja histórica a la que estamos acostumbrados, pero es ese tipo de inocencia reductiva la que convierte los fenómenos en tabú y cuando creemos en tabúes somos particularmente permeables.
Pero ciertamente Hitler no es el Satán moderno que nos ofrece la imaginería tradicional porque, en honor al sentido común, Adolfo no echaba llamaradas por la boca ni apestaba a azufre. Asi que, con seguridad "La Caída" es una película más correcta de lo que nuestro atávico adiestramiento nos permite ver.
Hay una idea de fondo en la película que IMHO a pasado absolutamente desapercibida, la intención de sacarle el carácter intocable e inaccesible a un mal encarnado por un personaje desbocado en su ambición, pero satanizado hasta el paroxismo por la historia.
La propuesta de humanizar al tirano, en lugar de validar su actuar, demuestra lo factible de concebir tal tragedia en cuanto las condiciones sean propicias y barre con la idea del catastrófico fenómeno como producto de un icono insondable. El objetivo de mostrar a un Hitler en su correcto lugar y medida está en la película, no hay fanatismos, solo está la decadencia de un fanático poderoso con nula capacidad de medir las proporciones, salvo para con su círculo más cercano.
Hitler, sin expiarle de sus culpas, fue antes que un demonio, un personaje perceptiblemente enfermo.
Frente a este fenómeno, es peligroso manejar este catastrófico fenómeno como producto de un icono intocable
Todo mal es producto del señor con la cola de flecha parece ser la moraleja histórica a la que estamos acostumbrados, pero es ese tipo de inocencia reductiva la que convierte los fenómenos en tabú y cuando creemos en tabúes somos particularmente permeables.