Estoy en vitrina
Hoy casualmente me topé con la Celeste, una tipa genial a la que no veía hace mucho tiempo. La conocí por messenger y luego en directo, tenemos muchos valores en común y pensamos de una manera similar, pero francamente yo encuentro que descolla por ser demasiado evolucionada.
Me contaba que por fin encontró a su partner, a su socio con quién quiere quedarse. Sabe que evidentemente es una apuesta y que hay posibilidades reales de que no puede funcionar tarde o temprano, pero prefiere probar.
Me gusta eso suyo, es una huevona realista.
Hasta que me preguntó que pasó conmigo.
-Nada, estoy en vitrina.
-Que lata, no quiero sonar cliché... pero te estás perdiendo.
Comentario que acaba de menoscabar mi ya nulo ánimo. Yo pienso eso mismo de una amiga, se está perdiendo. Es una tipa increíble, atenta, preocupada, buena pinta y culta. Pero los tipos van en otra frecuencia, están apostando por el “hit and run” y el placer, como si eso fuera a quedarse con ellos para el recuento.
Aún así, y a pesar de tener muy presente lo anterior, no puedo evitar sentirme solo.
Si ya siento que comparto con pocas personas el mismo prisma para ver la amistad, parece que las personas con las que tengo los mismos valores para sostener una relación de pareja son un número aún menor, personas en extinción derechamente.
Creo que por primera vez me siento mal estando solo.
Es cierto que jamás he sido un tipo gregario y que tengo intereses comunes con pocas personas, lo que nunca antes me preocupó mayormente. Pero desde hace un tiempo estoy cuestionando a quienes me rodean.
Pienso en esto y me entristezco. Tengo muchísimos conocidos, pero es ese sector de ellos que se ha llenado la bocota hablando maravillas de la amistad que tenemos el que me complica. Por ahí dicen que la amistad es una inversión y yo me siento francamente estafado. Gente que siempre dijo que iba a estar allí no lo estuvo y menos estarán a futuro porque las apariciones debidas a un peso de conciencia no me valen.
Tal como esa curiosa raza de Cristianos: “Yo soy cristiano, pero a mi manera”. Entonces no eres Cristiano puta madre!.
Aduciéndose una calidad sin comportarse a su altura.
Eso con “los amigos”. Espero que no suene tan grave, con esto me doy cuenta de que tengo poquísimos amigos, no alcanzo a armar un equipo de volley, pero valen tres veces su peso en oro.
Por otra parte, tengo ganas de tener una pareja en serio, y sin falsa modestia creo que me la merezco. Para mi edad he pasado por bastante (sí, partí temprano. La tradición familiar you know) y creo que ya he dado con conceptos claves para lograr algo sólido.
Ya no tengo ganas de acostarme solo, no tengo ganas de ir al cine solo.
Solía ver Los Treinta y me reía mucho. Con sus respectivas diferencias (monetarias sobre todo), yo ya pasé por eso de experimentar con los sentimientos, de tirar porque la carne pesa y lo que puedo concluir es que a medida que se vive uno construye la imagen de la persona con la que desea estar. Y definitivamente no tiene mucho que ver con la tetona ninfómana que los hombres podíamos describir en la adolescencia.
Dónde está la mujer que se deje querer sin tener que actuar cual loro hablando al oído, pero cagando por la espalda.
Sé de tipas o de actitudes que me llevan a querer remecerles la cabeza a ver si suenan.
Qué ganas de que me llamen.
Que ganas de tener esa partner especial. De compartir cosas con ella, de que sentir que quiere quedarse a mi lado, de que le intereso en definitiva.
A cambio que le puedo ofrecer?. No sé... lealtad en escencia. El resto llega y fluye por si solo.
*Melancholy. Edvard Munch, 1891.
La causal de todo esto?. Haber visto “Closer”, la repentina vuelta a la vida de algunos muertos y que siento que pierdo el tiempo.
En estos momentos en que tienes teléfono, internet y la aldea global nos bendice... no vas a decir que extrañas y quieres a alguien?.
No?.
Lo comprendo, es un signo de ese proceso llamado maduración.Que mamón... no?
Me contaba que por fin encontró a su partner, a su socio con quién quiere quedarse. Sabe que evidentemente es una apuesta y que hay posibilidades reales de que no puede funcionar tarde o temprano, pero prefiere probar.
Me gusta eso suyo, es una huevona realista.
Hasta que me preguntó que pasó conmigo.
-Nada, estoy en vitrina.
-Que lata, no quiero sonar cliché... pero te estás perdiendo.
Comentario que acaba de menoscabar mi ya nulo ánimo. Yo pienso eso mismo de una amiga, se está perdiendo. Es una tipa increíble, atenta, preocupada, buena pinta y culta. Pero los tipos van en otra frecuencia, están apostando por el “hit and run” y el placer, como si eso fuera a quedarse con ellos para el recuento.
Aún así, y a pesar de tener muy presente lo anterior, no puedo evitar sentirme solo.
Si ya siento que comparto con pocas personas el mismo prisma para ver la amistad, parece que las personas con las que tengo los mismos valores para sostener una relación de pareja son un número aún menor, personas en extinción derechamente.
Creo que por primera vez me siento mal estando solo.
Es cierto que jamás he sido un tipo gregario y que tengo intereses comunes con pocas personas, lo que nunca antes me preocupó mayormente. Pero desde hace un tiempo estoy cuestionando a quienes me rodean.
Pienso en esto y me entristezco. Tengo muchísimos conocidos, pero es ese sector de ellos que se ha llenado la bocota hablando maravillas de la amistad que tenemos el que me complica. Por ahí dicen que la amistad es una inversión y yo me siento francamente estafado. Gente que siempre dijo que iba a estar allí no lo estuvo y menos estarán a futuro porque las apariciones debidas a un peso de conciencia no me valen.
Tal como esa curiosa raza de Cristianos: “Yo soy cristiano, pero a mi manera”. Entonces no eres Cristiano puta madre!.
Aduciéndose una calidad sin comportarse a su altura.
Eso con “los amigos”. Espero que no suene tan grave, con esto me doy cuenta de que tengo poquísimos amigos, no alcanzo a armar un equipo de volley, pero valen tres veces su peso en oro.
Por otra parte, tengo ganas de tener una pareja en serio, y sin falsa modestia creo que me la merezco. Para mi edad he pasado por bastante (sí, partí temprano. La tradición familiar you know) y creo que ya he dado con conceptos claves para lograr algo sólido.
Ya no tengo ganas de acostarme solo, no tengo ganas de ir al cine solo.
Solía ver Los Treinta y me reía mucho. Con sus respectivas diferencias (monetarias sobre todo), yo ya pasé por eso de experimentar con los sentimientos, de tirar porque la carne pesa y lo que puedo concluir es que a medida que se vive uno construye la imagen de la persona con la que desea estar. Y definitivamente no tiene mucho que ver con la tetona ninfómana que los hombres podíamos describir en la adolescencia.
Dónde está la mujer que se deje querer sin tener que actuar cual loro hablando al oído, pero cagando por la espalda.
Sé de tipas o de actitudes que me llevan a querer remecerles la cabeza a ver si suenan.
Qué ganas de que me llamen.
Que ganas de tener esa partner especial. De compartir cosas con ella, de que sentir que quiere quedarse a mi lado, de que le intereso en definitiva.
A cambio que le puedo ofrecer?. No sé... lealtad en escencia. El resto llega y fluye por si solo.
*Melancholy. Edvard Munch, 1891.
La causal de todo esto?. Haber visto “Closer”, la repentina vuelta a la vida de algunos muertos y que siento que pierdo el tiempo.
En estos momentos en que tienes teléfono, internet y la aldea global nos bendice... no vas a decir que extrañas y quieres a alguien?.
No?.
Lo comprendo, es un signo de ese proceso llamado maduración.Que mamón... no?